Andrés Duprat, Director del Museo Nacional de Bellas Artes en BRINDAR!

VERBO
11 min readMay 18, 2021

Estrenamos BRINDAR! VERBO en Casa Cavia y nuestro primer invitado es Andrés Duprat, Arquitecto, Guionista de Cine y Director del Museo Nacional de Bellas Artes.

Andrés Duprat en BRINDAR!

Hoy estrenamos BRINDAR! VERBO en Casa Cavia, una serie de entrevistas a grandes personalidades del mundo del arte, la moda, el periodismo, la política y la empresa, realizadas por el editor de Revista Noticias, Maximiliano Sardi, en Casa Cavia.

Con ustedes, nuestro primer entrevistado: Andrés Duprat, Director del Museo Nacional de Bellas Artes desde el año 2015. Andrés es guionista de cine, arquitecto y comisario artístico. Es autor de los guiones de ficción “Mi Obra Maestra” (2018), “El ciudadano ilustre” (2016), “Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo” (2011), “El hombre de al lado” (2010) y “El artista” (2008), todos dirigidos por Mariano Cohn y su hermano, Gastón Duprat, una de las sociedades artísticas más explosivas del cine argentino.

También escribió los documentales “La obra secreta” (2018), “Todo sobre el asado” (2016), “Living Stars” (2014) y “Civilización” (2012). Por estos trabajos obtuvo el Premio Platino (2017); el Premio Sur de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina (2010 y 2017); el Premio Coral en el 38º Festival de Cine de La Habana, Cuba (2016); el Premio Miguel Delibes en el Festival Internacional de Cine de Valladolid, España (2016); el Premio Cóndor de Plata de la Asociación de Críticos de Cine de Argentina (2010/11); el Premio Argentores de la Sociedad General de Autores de la Argentina (2010), entre otros.

Como curador de arte realizó más de un centenar de exposiciones en prestigiosos museos y centros de arte de Argentina, Francia, Estados Unidos, Rusia, Japón, Egipto, Uruguay, Cuba, México y Chile. En 2017 fue curador del envío argentino a la Bienal de Venecia y jurado del Festival de Cine de Venecia.

Fue director de Artes Visuales del Ministerio de Cultura de la Nación, del Centro de Arte de la Fundación Telefónica de Buenos Aires y de los museos de Bellas Artes y de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca.

Podés leer la entrevista debajo o verla en nuestro canal.

MAXIMILIANO SARDI: Cómo es manejar un Museo que es el n° 1 en Argentina? ¿Cómo es el desafío de, todos los días, ser el n° 1?

ANDRÉS DUPRAT: Es un compromiso y una responsabilidad y también lo disfruto. Es un Museo que tiene casi 125 años, entonces uno se siente parte de un engranaje en la historia. Tuvo grandes directores. Uno hace un aporte en un momento determinado y después vendrán otros. Esa sensación es muy linda, es como de servicio público en el que uno da su esfuerzo a un museo tan importante. Yo digo, un poco en serio un poco en chiste, que el museo es como un transatlántico. Es un museo muy profesionalizado, con áreas perfectamente delimitadas, cada una con sus protocolos técnicos y con su misión y su responsabilidad. Es un lugar enorme, siempre hay contingencias o algo que resolver. También un poco en broma, digo que es como una “sitcom” del museo, porque siempre hay una sorpresa. No te aburrís nunca, pero la verdad es que se lleva muy bien, hace ya años que estoy y lo llevo bien porque hay especializaciones de saberes, no es que como el Director uno tiene que saber todo, sino que el director tiene que confiar en sus equipos y eso hace que la cosa avance bien. Es un lujo ese museo.

MS: Llegaste en 2015, por concurso. ¿Es un orgullo especial que te elijan? ¿Lo sentiste como un triunfo en ese momento?

AD: No sé si lo sentí como un triunfo, pero sí es como la culminación de toda una trayectoria. Yo hace más de 30 años que me dedico a la gestión cultural y dirección de museos, y llegar al museo más importante del país, en parte tiene como esa cosa de “llegada”. Sin embargo, en realidad, es como una partida, porque, al ganar el concurso, empezó todo. No es que llegué a un lugar particular.

Ya han pasado 5 años y yo estoy contento de cómo lo hemos transitado, hemos vuelto a las grandes muestras nacionales y la colección se ha enriquecido. Uno va y lo ve bien. Si bien es cierto que las áreas de cultura públicas en Argentina no son fáciles, la verdad es que estoy orgulloso de cómo está el Bellas Artes.

Andrés Duprat — Cortesía: Museo Nacional de Bellas Artes.

MS: Realmente es un museo fantástico, tenés cosas que tendrías que viajar a Europa para ver. ¿Cómo es mantener ese estatus internacional con un presupuesto en pesos?.

AD: Ahí hay un detalle importante: el museo tiene un presupuesto en pesos que es el más importante, algo que en medio de la pandemia uno lo valora el triple. Basta ver los casos de museos muy importantes del mundo que hoy están ahorcados financieramente porque vivían del tiquet de entrada. Uno celebra que hoy haya un estado presente, en plan heredado de los franceses del estado como garante del acceso a la cultura para la población. Además, tenemos una Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes muy dinámica que completa con recursos privados ese presupuesto. Esa suma hace que uno pueda manejarse bien. Obviamente, yo siempre trato de pedir y conseguir más fondos, es parte de mi función llevar agua para ese molino de la cultura de las artes visuales.

Afortunadamente es un museo que tiene un buen estándar y no está pasando por una situación dramática, como puede verse en algunos museos del interior de Argentina que conozco donde hay situaciones complejas, con obras en peligro y reservas en mal estado.

Tenemos proyectos súper ambiciosos de ampliaciones y mejoramientos, desde ya.

MS: Vos sos un artista, pero también sos un gestor. ¿Cómo balanceas esos dos aspectos? ¿Te ponés un orden? ¿Cómo lo llevas en el día a día?.

AD: Es bastante distinto, porque mi trabajo creativo como artista se refiere más a la escritura de guiones cinematográficos. Pero en el trabajo de gestor uno tiene otra actitud donde tu vanidad y tu punto de vista, se minimizan muchísimo, porque cuando uno elige hace una muestra de un artista, es eso lo que tiene que estar en primer plano. Tal vez, si uno es el curador de la muestra, puso más trabajo en ver de qué manera presentar la obra, pero siempre poniendo el acento en esa muestra, en ese artista y en ese movimiento que estás presentando.

El trabajo de guionista de cine es más solitario y más egocéntrico en algún punto. Nuestras películas hablan un poco de lo que a nosotros nos importa, lo que vemos o cosas que nos interpelan, por eso hay tópicos que se repiten en las películas que dirigen Gastón, mi hermano, y Mariano Cohn.

MS: Tenés una película cada dos años, particularmente en los años pares, no sé si hay algún tipo de cábala en ese sentido. ¿Cómo es el proceso tuyo de escritura? ¿Es inspirado o le dedicas cierta cantidad de horas a la semana?.

AD: Yo tengo un método bastante sui generis. Yo soy arquitecto, no estudié cine. Mi hija, sin ir más lejos, estudió en la ENERC (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica), así que ella debe tener mucho más ordenado y con más criterio para hacer las cosas. Yo tengo la ventaja y la desventaja de ser un outsider, de no tener un método preestablecido sugerido por la academia. Siempre fui un ávido lector y encontré en el cine una manera de expresar mis cosas.

Del cine me encanta que es algo totalmente popular. Es como era la literatura en el siglo XIX. Hoy todo el mundo va al cine, todo el mundo se siente con derecho de opinar de cine, por suerte. El cine ha roto con esa cápsula elitista que todavía conservan las artes visuales, donde dá la impresión que nadie puede opinar si no es doctor de no sé qué o PHD de no sé dónde, cuando en realidad estás hablando de un señor que pintó algo o hizo una instalación. El cine no tiene eso y eso es lo que me sedujo tanto. Quizás por provenir de un campo de las artes visuales que es elitista, endogámico, capturado por los expertos diría yo, lamentablemente, y la gente tiene estima baja para aproximarse. Ese es el grave error de las artes visuales. Encontré en el cine que eso no sucede, que si no te gusta la película te levantas y te vas o decís que no te gusta por más que la haya dirigido un genio.

MS: ¿Y cómo conectas con eso? Porque tus películas más conocidas tienen un vínculo con el arte, como “Mi Obra Maestra”, pero también conectan muy bien con lo popular, con esa cosa argentina de las películas de Brandoni de antes que hoy se ha adaptado, pero sigue ahí.

AD: Hablo por Mariano Cohn y por mi hermano Gastón cuando digo que no nos interesa escudarnos en una especie de hermetismo artístico que te protege de la opinión pública y de las críticas. Nos gusta mucho ese cine al que hacés referencia como, por ejemplo “Esperando la Carroza” que me parece una obra maestra que nos identifica mucho como argentinos. Nuestras películas tocan temas afines a mi mundo y al mundo de los directores. Es un poco el choque entre la “alta cultura” y la “cultura popular”. Pienso en El Hombre de al Lado donde está Rafael Spregelburd que encarna a este tipo que vive en la casa de Le Corbusier, todo súper cosmopolita y de mundo, y Daniel Aráoz que encarnaba a este vecino popular y la incapacidad de comunicarse entre ellos. Eso está en muchas películas nuestras, porque El Ciudadano Ilustre también habla de eso, de este tipo súper exitoso, premio Nobel, que vive en en Europa y vuelve a su pueblo natal y ahí aparece un choque. Se ve que, evidentemente, es como una tara o un tema que a mí me importa mucho, ¿no?, jajaja.

Andrés Duprat — Cortesía: Infobae.

MS: El año pasado en plena pandemia pudieron llevar adelante la película “Competencia Oficial”, filmada en España. ¿Cómo fue esa experiencia?.

AD: Fue buenísimo porque nos llamó Penélope Cruz y nos dijo que quería hacer una película con nosotros porque había visto Mi Obra Maestra y El Ciudadano Ilustre. Después se sumó Antonio Banderas y sumamos a Oscar Martínez, se armó un team interesante. Esa fue una película distinta en el sentido que, si bien hicimos un guión, fue una película muy nutrida por las propias experiencias de estos grandes actores, ya que se trata un poco del mundo de los actores. Empezamos a filmarla a fines de febrero de 2020, en Madrid y ya para principios de marzo se empezó a poner picante Europa y ahí se interrumpió, luego de filmar cuatro semanas. En Agosto de 2020 en Europa hubo un pequeño respiro y ahí pudimos terminar las cuatro semanas restantes entre septiembre y octubre. Justo, porque en noviembre volvió a complicarse. Luego el trabajo era de edición que, si bien se hace en España, gracias a la virtualidad uno puede estar segundo a segundo. Ya está prácticamente terminada.

MS: ¿Cuándo estrena?.

AD: Nuestra idea es presentarla en algún festival grande en junio de este año, que también tiene bastante incertidumbre, porque no se sabe si habrá festivales presenciales. Apuntamos a Cannes o Venecia, uno u otro porque son exclusivos, después veremos si logramos estar ahí. Cannes es en julio, pero Venecia es a principios de septiembre, no lo sabemos, porque nadie puede preverlo, pero esa es nuestra estrategia. Después sí estrenarla en cines, aunque el mundo de las salas hoy es incierto. Nos gustaría estrenarla en salas, cuando todo esté normalizado.

MS: ¿Cuál es, si tenés una mirada, tu visión sobre el negocio del cine que está en crisis con cierres de salas, pocos eventos con presencialidad como los Oscars y el avance de las plataformas que finalmente lo han ganado todo?.

AD: No tengo una posición radical en eso. Cannes, por ejemplo, no acepta las cosas de Netflix y las plataformas. Venecia sí, tiene una actitud más abierta. Yo, en ese sentido, pienso más como Venecia, creo que las cosas cambian y evolucionan. Hoy, las plataformas ocupan cierto lugar que antes ocupaba el cine. Por otro lado, a mi si me preguntas, me dá un poco de lástima que nuestra película se estrene en una plataforma. Me encantaría e imagino un estreno en salas, que la gente vaya al cine, porque no es la misma la experiencia del espectador en su casa, con el timbre interrumpiendo, comiendo una pizza. El nivel de concentración en el cine es distinto. Quizás parece un viejazo, pero a mí me encanta ir al cine y que se apague la luz. Lo mismo me ocurre con los museos, prefiero ir a ver las obras en vivo y no en el teléfono.

Yo creo que tiene que ver con la experiencia sensible delante de una obra, con prepararte para involucrarte emotivamente con una obra de arte, de cine, de pintura y, en ese sentido, a mí me gustaría volver a eso. Pero bueno, veremos qué nos depara el destino.

MS: Y en lo más concreto, ¿Qué te depara a vos el destino? ¿Ya tenés el próximo proyecto de cine encarado?.

AD: Sí, ahora estamos bastante requeridos. Nosotros siempre pensamos los proyectos y después empezamos a remar y tratar de llevarlos a cabo. El Ciudadano Ilustre nos costó bastantes años lograr lo que queríamos.

MS: El financiamiento.

AD: Claro, que se alineen todos los planetas. El financiamiento es uno de los temas, quizás el más importante, pero también hay otros. Ahora se nos hizo más fácil, algo lógico ya que empezamos a tener más visibilidad.

MS: Mariano y Gastón, tu hermano, estaban haciendo este año uno de los episodios de la serie de Star Wars, The Mandalorian.

AD: Ahí está bueno aclararlo: mi hermano y Mariano tienen su productora y trabajan un montón, de hecho ahora están trabajando en muchas series para Disney +, etc. Yo tomo algunos proyectos que a mí me interesan, porque a mí me fascina mi trabajo en el museo, es un servicio público y me lo tomo con mucha seriedad. Con ellos estoy en dos proyectos.

MS: ¿Y cómo es trabajar con un hermano que aparte es tu jefe y va a “arruinar” -risas- o reinterpretar todo lo que hagas?.

AD: La verdad es que va muy bien. El trabajo en cine es una tarea muy colectiva y esa es otra cosa lindísima, sobre la que está bueno hacer una diferencia. El trabajo del escritor de literatura es solitario. Puede tener un lector que le haga una devolución, pero es solitario y la obra es esa, la que él decide. El trabajo del guión cinematográfico es un borrador o una guía para otro que va a hacer la obra, que es el director. Es más relajado para mí porque armo la estructura, pero después se discute. Incluso, cambia por situaciones que son muy menores, no sólo porque al director se le ocurrió una idea buenísima, entonces hay que cambiarlo. Por ahí cambia porque el actor que querías no lo conseguiste, sino que es uno 20 años más joven entonces, evidentemente, hay que cambiar porque no puede tener una hija de 30 años cuando él tiene 40. O a veces las locaciones hacen cambiar el guión. Nunca cambia la esencia, porque las historias son las historias, pero es un trabajo más abierto a la colaboración, a otros expertises, a que venga el director de arte y opine o el director de la película.

MS: Antes decías que en el museo ves situaciones de sitcoms. ¿Te pasa en el día a día que ves personajes y ves situaciones de guiones?.

AD: Recontra, jajaja. De hecho, nunca lo conté, estoy escribiendo una serie que se llama Museo y es la historia de un director de un museo de arte contemporáneo y te digo que a veces la realidad supera la ficción porque vivís situaciones tan extremas que decís “no puedo creer que esté pasando esto”. En el mundo del arte contemporáneo pasa mucho eso que pensás que lo que ocurre realmente sería hasta exagerado para una serie.

MS: O sea, te terminas riendo un poco de vos mismo.

AD: Un poco sí, recontra. Es la marca nuestra.

MS: Esperamos verla, entonces. Muchas gracias, Andrés.

AD: Muchas gracias a vos, Maxi.

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