Gino Bogani en BRINDAR!

VERBO
7 min readJul 19, 2021

Gino Bogani es el noveno y último invitado de la primera temporada de BRINDAR!. Diseñador de alta costura, su madre fue su musa inspiradora y transmisora conceptual de lo más importante: “un vestido luce cuando una mujer está cómoda en él”. Sabe mirar a la mujer desde su lugar de creador para hacerla sentir más bella. La escucha, la aconseja: “Me quedo con la satisfacción de ver reflejada en el espejo la expresión luminosa de la mujer que lleva mi creación”. Se considera un creativo “uno puede aprender de estilo y de elegancia, pero la creatividad está en el espíritu y los elegidos son pocos”. A los 72 años es un referente en el mundo de la moda y muy especialmente en el universo de las novias.

Entre sus trabajos más destacados se encuentran vestidos de novias, vestuarios para obras del Teatro Colón, desfiles, eventos como el Martín Fierro, entre otros. Actualmente, como celebridad más destacada, viste a Juana Viale para los programas de La Noche de Mirtha y Almorzando, canal 13.

Si querés ver su entrevista en video, podés hacerlo en nuestro canal de Youtube.

Con ustedes, Gino Bogani.

Maximiliano Sardi: ¿Cómo estás, Gino? Estamos con gino Bogani, uno de los diseñadores más ilustres que tenemos. ¿Te sentís reconocido en lo profesional?.

Gino Bogani: Sí, absolutamente. Hace ya tantos años que sí.

MS: Has vivido, de todas maneras, a tus 78 años, un revival de tu carrera vistiendo a Juanita Viale. ¿Lo sentís así?.

GB: No noto ningún cambio. Siempre he tenido, por suerte, una respuesta muy simpática de la gente. Me siento muy querido.

MS: ¿Y con las nuevas generaciones?.

GB: Hay una nueva llegada a nuevas generaciones, sin duda, que habrán oído hablar de mí y ahora me conocen. Es muy gracioso porque me mandaron video de una chiquita a la que le preguntan “¿Quién te vistió?” y ella responde “Bogati”. Eso puede ser que sea algo nuevo.

MS: ¿Cómo pasaste la pandemia?.

GB: Me costaba, después del período pasivo de la pandemia, dormir, porque estaba despierto de noche y dormía de día. Cuando tuve que estar despierto de día me costaba retomar, pero bueno, yo siempre fui noctámbulo, siempre hice mi trabajo de noche, así que estoy acostumbrado. Me costó un poco, por supuesto.

MS: ¿Es tu momento de inspiración la noche?.

GB: Es cuando trabajo más tranquilo, hay menos interrupciones de la gente, los teléfonos y cosas que durante el día pasan. La noche es más tranquila para concentrarme. La inspiración es cuando estoy trabajando. De golpe se me ocurre alguna cosa, pero esa fantasía de que me voy a inspirar, a mí no me pasa. Me pongo a trabajar y me inspiro.

MS: Me imagino que, con tantos años, tendrás un método de trabajo que, además, lo debés haber ido depurando y refinando más. Leía que tenías una tijera que te acompaña hace muchos años y que no la toca nadie.

GB: Sí, la Silver Shadow.

MS: Imagino que tenés tus cosas que las usás sólo vos…

GB: No, no, imaginás mal (ríe). Tengo mis cosas, por supuesto, pero no soy muy metódico ni preciso. Soy más de estar “dónde dejé esto o lo otro”.

MS: En una entrevista que daba este año Fabián Medina Flores se quedaba con una frase tuya en la que le decías algo así como “querido, todo día es hoy”. ¿Lo vivís así, día a día?.

GB: Es probable que haya dicho eso, porque es así. Todo es ahora, después no se sabe.

MS: ¿Qué balance hacés? ¿Mirás hacia atrás y hacés repasos de tu extensísima carrera?.

GB: Sí, claro. Miro y digo, “cómo no hice tal cosa”, “que tonto fui”. Pienso que he sido muy discreto en mi trabajo, muy calmo. Todo me fue llegando y lo agradezco infinitamente, pero no me vendí. Me compraban, pero no me vendí.

MS: A propósito de eso, leí una entrevista en la que destacabas que te sentías más cercano a los diseñadores artistas que a aquellos que se habían convertido en marcas. ¿Es así?.

GB: Hay diseñadores que son artistas y hay diseñadores más comerciales, sin duda. A mí me gustaría ser las dos cosas.

MS: Todavía tenés tiempo…

GB: (Ríe) No sé, puede ser.

MS: ¿Tenés pendientes? Leí que, por 2019, tenías ganas de incursionar en el cine, como director.

GB: Esa, el cine, es una pasión que tengo desde muy chico. He visto mucho cine y me encantaría. Me doy cuenta, inclusive, cuando estoy en un set de televisión o cinematográfico, que es algo que considero que podría hacer muy bien. Después hay que ver qué es lo que dicen los demás, pero al menos tengo una idea. No salgo a buscarlo, como nunca salí a buscar nada, pero me encantaría. También me encantaría incursionar en una marca de ropa, pero me ocurre como con mi línea de perfumes, que me pasaba que siempre quería hacerlo y las condiciones no estaban, hasta que de repente se dio. Una línea masculina me encantaría, porque además me lo piden mucho. Me paran por la calle y me preguntan “¿cuándo vas a hacer algo para nosotros?”.

MS: ¿Y qué esperás?.

GB: No haría modelitos exclusivos para un señor. Tiene que ser una producción y para hacer una producción, especialmente en este momento, tenés que tener un taller muy eficaz, con gran conocimiento de sastres que es una profesión que está en vía de extinción, algo que me preocupa bastante. Por suerte existen, pero cada vez menos, porque la gente quiere aprender a diseñar, pero no quiere aprender a ser sastre ni coser. Yo por suerte sé, por ejemplo, este sábado estuve hasta las cuatro de la mañana con la aguja (ríe).

MS: Volviendo al tema de la carrera y los repasos. ¿Hay algún tramo que te resulte más feliz en el recuerdo? Haber venido de Mar del Plata y tener tu propia boutique en la puerta del Alvear, por ejemplo.

GB: Antes de la del Alvear tuve una frente a casa, en la calle Uruguay, entre Juncal y Guido. Esa fue la boutique que puse debido a que me pedían los clientes que había tenido en Mar del Plata y yo decía “no quiero saber más nada con la moda o con tener una boutique”. Pero fue tanto lo que me insistieron que lo hice. Una cosa que me trajo el año pasado una gran alegría, dentro de la pandemia, fue reencontrarme con el primer vestido de novia que hice, que lo había hecho yo a mano, incrustado y bordado. Me hicieron una entrevista y me preguntaron si me acordaba de mi primer vestido de novia y yo respondí que sí, perfecto. Me pidieron fotos y les contesté que alguna diapositiva debía tener, entonces empecé a hacer una búsqueda y me encontré con la novia, que me trajo el vestido. Ahí tuve un pánico de golpe. Dije “bueno, el recuerdo es bueno, pero hay que ver qué hice hace 53 años atrás; ¿habrá sido como yo imaginé que lo hice?”.

MS: ¿Y cómo era?.

GB: Cómo es. Abrí la caja y, la verdad, fue emocionante. Tanto para mí como para la novia.

MS: ¿Te sentiste orgulloso?.

GB: Muy. Muy orgulloso. Creo que fue una de las cosas que me hizo sentir más orgulloso, a lo largo de mi carrera, porque eso lo hice a los 26 años y nunca había hecho un vestido de novia. Ese fue el primero, que lo cosí íntegro yo y lo bordé íntegro yo.

MS: Cuando mirás atrás, ¿tenés un ranking de trabajos especiales?. Porque hiciste cosas maravillosas, me acuerdo hace unos años, del vestuario para “Un tranvía llamado deseo” en el Colón.

GB: Sí, la última ópera que hice en el Colón. Fue un trabajo que primero me entusiasmó muchísimo. Siempre me entusiasmo, sino no podría hacer nada. Después, desafortunadamente, tuvimos un cambio de soprano, entonces el personaje de Blanche, que tenía que ser etérea, frágil, loca, de golpe, al cambiar la soprano nos llega la nueva que era una especie de valquiria, grandota, que fue una cantante extraordinaria y tan excelente actriz que uno podía olvidar por momentos que su físico no correspondía con el de Blanche, en la obra de Tenessee Williams. Tuve que cambiar, inclusive, el vestuario de la hermana, que era la que se suponía que tenía que ser más corpulenta y con otro carácter. En cambio, la hermana era flaca y etérea, todo al revés. Pero fue un trabajo que adoré hacerlo. Además fue un estreno en la Argentina y se había dado en muy pocos lugares del mundo: Estados Unidos, México, Londres y Argentina, estrenada por René Fleming, con la dirección de Rita Cosentino que es argentina, pero vive en Madrid. El Colón me entusiasma tanto que haría como hacía Magalí Noel cuando la llamaba Feldini que, cuando la llamaba para un film, ella no le preguntaba qué papel hacía. A mí si me llaman del Colón tampoco pregunto para qué, que me den lo que quieran y yo trabajo encantado en el Colón.

MS: ¿Pendientes para después de la pandemia?.

GB: (Ríe) Este año es muy gracioso porque hacía casi 50 años que yo no pasaba febrero en Buenos Aires. Por razones obvias, claro. Pero pude ir al cumpleaños de Chiquita, de Mirta, que me decía “nunca estás para mi cumpleaños” y bueno, este año estuve y lo pasamos muy bien. Volviendo a lo que me preguntabas, viajar sí, me encantaría, pero no en estas condiciones.

MS: ¿Y en cuanto a trabajo, algo que tengas ganas de hacer?.

GB: Todo. Dentro de mi trabajo todo te entusiasma. Por eso te decía que me encantaría hacer una línea de ropa masculina, que alguien me propusiera hacer algo seriamente, lo haría encantado. Todo mi trabajo me entusiasma. Por suerte, la adrenalina que te produce la creatividad es muy sana, muy energizante en mi caso. Entonces, me pone contento y de buen humor. No me importa dormir poco. Si estoy entusiasmado no me importa para nada.

MS: Sigue estando ahí la líbido del trabajo.

GB: Sin líbido no haces nada.

MS: Gracias, Gino.

GB: No, al contrario.

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VERBO es una agencia boutique de Prensa, Comunicación Estratégica y Manejo de Crisis, con 28 años en el mercado argentino y dirigida por Mariela Ivanier.